Llegaban ateridos,
con las manos heladas,
a encender los braseros
de la escuela. Atizaban
sus sueños los tres niños:
cárcel de Salamanca,
un pedazo de pan
y el calor que hace falta
cuando una criatura
cree oír que la llaman
para hacer un recado
que el hambre mitigara,
cuando una madre llora
y, por más que trabaja,
hasta el alma se hiela
cuando no entiende nada.
Lumbrales, 28-12-2022
José Ángel Hernández
fotografía: José Ángel Hernández |
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