Cuando,
justo antes de acostarse, uno se siente un poco Gregor Samsa, así, un tanto
coleóptero, conviene colocar encima de nuestra mesilla un libro de Rolando
Hinojosa-Smith. Sus libros poseen tal concentración de realidad cotidiana que
uno podrá quedarse dormido tranquilo, seguro de que, al despertar, todo seguirá
igual. Su primera novela, Estampas del Valle, es un claro ejemplo de todo esto.
Como dice el propio autor en el prólogo que introduce la reciente edición de
Xordica, “es una novela que se aferra a la etimología de la palabra, algo nuevo
(para ciertos lectores)…”
Rolando
Hinojosa-Smith nació en Mercedes, en el condado de Hidalgo, en Texas. Mercedes
es una pequeña población del sureste del estado, a tiro de piedra de la
frontera con México y a 50 kilómetros de la desembocadura del río Grande (río
Bravo para los mexicanos) en el Golfo de México. Un lugar en el que la familia
de Hinojosa lleva hablando español desde 1748 y un lugar en el que Rolando se
inspiró para escribir su serie de novelas que él ha titulado Klail city Death
Trip (El viaje de la muerte de Klail City). Esa serie comienza precisamente con
Estampas del Valle en 1973 y se ha ido desarrollando a lo largo de más de 30
años, siendo We Happy Few (Nosotros, un puñado de felices), publicada en 2006,
la última entrega hasta el momento.
Las
historias de Estampas del Valle suceden en el valle del Río Grande pero bien
podrían suceder en Lechago, Teruel: “Mi tía Chedes tuvo tres retoños de su
señor esposo, Juan Briones. El primero que nació fue mi primo Blas. A Blas lo
bautizaron Blas Briones pero a los tres años de edad ya le llamaban Ronco y hoy
en día pocos de los que lo conocen sabrán su nombre de pila.” Claro, hay que
tener en cuenta que, en el valle del río Grande, hace falta un automóvil para
ir de un lado a otro y hay que recordar que, para cuando los españoles se
fueron de Texas, no existían los automóviles, así que las novelas de Hinojosa,
escritas con un delicioso español, están salpicadas con unas poquitas palabras
como “yaque” (del inglés jack, que es el gato del coche para cambiar una rueda
pinchada) o “ride” (del inglés también, que significa que te lleven en coche a
alguna parte).
Rolando
Hinojosa-Smith es considerado uno de los padres de la literatura chicana, junto
a Tomás Rivera (texano, también) y a Rudolfo Anaya (nuevomexicano). Los tres
ganaron cada una de las tres primeras ediciones del premio literario Quinto Sol
(en 1971, 1972 y 1973, respectivamente). Hinojosa, además, fue el primer
chicano ganador del Premio literario Casa de las Américas en 1976.
Uno de los
temas frecuentes en la literatura chicana es la queja por la aculturación de
los hispanos en Estados Unidos, por la pérdida de sus raíces y de su lengua
madre, el español. Muchos de sus contemporáneos eran castigados en la escuela
si hablaban español, en vez de inglés, con sus compañeros. Rolando se considera
afortunado porque tuvo la suerte de tener maestros mexicanos, refugiados de la
Revolución Mexicana de comienzos del siglo XX que lo educaron en español hasta
la secundaria y que alimentaron su imaginación con las aventuras vividas
durante la Revolución. Rolando tuvo también la suerte de tener una madre
maestra, bilingüe en inglés y español, procedente de la cultura anglo. Eso
permitió que en casa se hablaran los dos idiomas indistintamente y ninguna de
las dos culturas (ni la estadounidense ni la mexicana) era apreciada en
detrimento de la otra.
Lo que más
llama la atención en las novelas de Hinojosa es su sentido del humor,
normalmente de la mano de un refrán o una frase hecha utilizada con doble
punta. En una entrevista Rolando confesaba: “Tengo un sentido del humor en que
cabe todo, la ironía, el sarcasmo, algo de lo sardónico, y también agudezas que
le salen a uno. El humor siempre permite a cualquier sociedad menospreciada
vivir con cierta dignidad, a saber quiénes somos.”
Por
último, en Estampas del Valle, Rolando Hinojosa-Smith trata uno de mis temas
favoritos: la suerte. Y la compara con la memoria: “Mucha gente no lo cree,
pero la suerte, así como el tiempo y la memoria, viene y va. Hay unos que la
tienen buena, otros que les cae mala y hay otros todavía que se adueñan de una
suerte infinitamente más negra que la sombra del canelón.” Memoria y suerte. Suerte
y memoria. Tenemos suerte de que Hinojosa escriba lo que la memoria de su
tierra natal le ha ido evocando a lo largo de estos años. Ahora, gracias a
Xordica, tenemos la suerte de poder leer a Hinojosa en España.
Visto en
http://fernandomartinpescador.wordpress.com/2013/07/06/estampas-del-valle-de-rolando-hinojosa-smith/
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