Hubo que acostumbrarse a cerrar los ojos, a
separar humo y ventisca, a tener algo de esperanza
que llevar a la boca.
En el estraperlo nadie pronuncia las consignas.
Hubo que acostumbrarse a cerrar los ojos, a
comer pan negro y discordia.
JOSÉ ANTONIO CONDE. Palabras rotas. Ed. Los libros del gato negro. Zaragoza, 2018
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