viernes, 1 de mayo de 2020

Sé muy pocas cosas





Sé muy pocas cosas, es verdad. De tanto rumiar mis equivocaciones en la vida, constato que apenas si me quedan certezas. Pero hay una que cobra cada día más fuerza: sin reflexión, sin pensamiento, sin utilizar las propias neuronas para algo más que los automatismos y los reflejos propios de determinadas áreas cerebrales, ¿qué soy?
Puesto que la inteligencia es sentiente y se fundamenta en unas circunstancias, en un momento histórico, en un lenguaje… puedo decir que existo, luego quizás piense.
Y siento, y pienso:
¿Por qué quien más motivos tiene para callar, para esconder su vergüenza, si la tuviere, es siempre quien más grita?
¿Quizá porque cada vez hay más gente que oye y menos gente que escucha?
¿Quizá porque la escucha es activa?
Callen, si les queda algo de decencia. Callen todos aquellos que recortaron en sanidad y servicios públicos, desde el centro o desde la periferia. Callen, por favor. ¡No mienten a los muertos! ¿No ven que son ustedes mismos los que se incriminan?
Por una vez podrían olvidar sus mezquinos intereses partidistas y arrimar el hombro, como está haciendo, tragándose las lágrimas, la población. Los hombres y las mujeres que sostienen y levantan los países con su trabajo honrado. Por una vez, tomen ejemplo de la gente humilde y trabajadora que pagará, como siempre, las consecuencias de esta situación.







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