A las
trabajadoras y trabajadores de la sanidad y de todos los servicios esenciales
Comprobáis, una
vez más, en vuestra propia piel, quiénes sostienen y levantan la sociedad y los
países, a menudo en las peores condiciones laborales, sin el merecido
reconocimiento, o soportando la precarización e incluso, en muchos casos, la
discriminación. Han conseguido dividirnos en tantos subsectores que sería
necesario matizar cada situación. Lo que ha quedado en evidencia es cuánto os
necesitamos.
Sin embargo,
esta conciencia puede traducirse en medidas, en apoyo concreto o difuminarse,
como los aplausos que dejan paso al silencio.
La realidad es
tozuda. Pondré un solo ejemplo, de los muchos que estamos viviendo ya. Para los
futbolistas profesionales sí hay test. La lógica económica, incluso social, se
impone a la razón, a la justicia, a la moral. ¿Cómo hacer prevalecer la lógica
de la conciencia, de aquellas enseñanzas que en teoría hemos adquirido con la
situación actual? Admito que en ciertas esferas, no lo sé. Probablemente el
avance tendría que comenzar en una opinión pública que exigiese ética y valores
a los que nos representan y a otras instancias. Creo, de ahí su dificultad, que
depende de cada uno de nosotros, en gran parte. En los pequeños gestos
cotidianos puede simbolizarse y concretarse alguna de las claves. Aplicar, en
los grados de coherencia que nos sea posible, aquello que valoramos en teoría
cuando la realidad nos golpea. Ejercer la libertad. A la hora de comprar,
elegir. A la hora de consumir ocio, elegir. Es difícil, porque requiere
deliberación, discernimiento, continencia, voluntad… Requiere aptitudes que
seguramente han sido relegadas y actitudes a las cuales, quizá, no estemos
acostumbrados.
Pero ahora,
compañeras y compañeros de todos los sectores mencionados, me uno a la
población y quisiera transmitiros, con estas líneas, un abrazo fraternal.
Cuando os
sintáis desamparados, impotentes, solos..., no os confunda, por favor, este
funcionamiento de la economía, estos valores (la ausencia de otros), los
mecanismos de la iniquidad y la deshumanización. Sentid el agradecimiento más
sincero y profundo de esa inmensa mayoría que siente, piensa y que está con
vosotros, aunque no sepamos muy bien cómo concretarlo en la práctica. Porque, como afirman desde la antigüedad los filósofos, una cosa es saber qué es el bien y
otra que lleguemos a ser buenos.
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