sábado, 17 de septiembre de 2011

El único secreto que posee este hombre
para calmar la casa y silenciar su mente

es llenar el vacío -no me refiero a falta
de sentido en su vida, aunque también a eso;

ni estoy hablando ahora, aunque también podría,
del placer no gozado que su sombra le exige,

porque él viene de un coito sin orgasmo, una ausencia
que se hospeda en su oído, y susurra-, el vacío

de este hombre es de cristal y su forma de vaso,
y eso puede llenarse, en la noche, en perfecto

movimiento de manos y de mente y de ramas
en el jardín que dejan que el viento las comprenda.



Nihil obstat imprimatur. Antología. Cuadernos de la Perra Gorda - Tertulia de Poesía Mediona 15, Tarragona, 2005

No hay comentarios:

Publicar un comentario