Clasificar
el pensamiento es negarlo, sea cual fuere la clasificación. El
liberalismo, igual que cualquier ismo, tapa sus vergüenzas con bellas y
solemnes palabras. Todo ismo intenta anular la libertad de pensar con la
propia materia gris. De manera más o menos cínica, todos los ismos,
salvando los diversos momentos hasta la institucionalización y su
expansión, han prosperado con el mazo dando, con el mucho predicar y
poco dar trigo, con la alienación y el sometimiento a sus intereses
reales y terrenales, con sus cloacas y sus barbaries.
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