Una mañana de compras por varios mercados. Tres vehículos no han querido ver el mío y me han obligado a detenerme para evitar una colisión. Tedio e indignación.
Afortunadamente iba escuchando a Carlos García Gual. Epicuro serena el ánimo. No en vano, cuando me ve un poco nervioso, mi querida María José me dice:
"Ya estás necesitando la epicural."
Ciertamente. No es preciso preguntarse el porqué de ese ensañamiento con Epicuro a lo largo de la historia. Nunca ha interesado a ciertos sectores que aprendamos a vivir felices.
Ahora están de moda algunos aspectos de los estoicos, interpretados desde esferas influyentes (que poco entienden de lo esencial).
Disfrutad, amigos. No pudieron silenciar a los más importantes. Toda su inquina no pudo con el amor a la vida.
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