En la posmodernidad hay un fetichismo del progreso, del éxito, de la innovación y del cambio, de lo actual. Vivimos en un universo en el que no hay lugar para la lectura, para la meditación, porque la lectura necesita silencio. En el acto de leer, de pensar, de reflexionar… siempre hay necesidad de tiempo. “No tengo tiempo para leer” es una de las expresiones más repetidas en la actualidad. En efecto, leer, meditar, son actividades que requieren paciencia, lentitud… Y todo esto es imposible en un mundo en el que se impone un nuevo lenguaje, el de los ordenadores, el de los teléfonos móviles, el de los medios de comunicación…
Filosofía de la finitud, Herder, Barcelona, 2012
Filosofía de la finitud, Herder, Barcelona, 2012
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