¿El problema del poder?
¿Las múltiples formas del poder que asumimos e interiorizamos, sus racionalizaciones?
De acuerdo.
Mas hay algo
previo que bombardea el sagrado "optimismo": las íntimas renuncias al poder de la
libertad y de la solidaridad, al poder de pensar y ser. Cuando menos en el
grado que resulta factible en nuestras circunstancias históricas, sociales y
personales.
¿Alfabetizados? Por
supuesto. En nuestro entorno, todos los adultos, gracias al avance de la razón. ¿Sapere aude?
No hay comentarios:
Publicar un comentario