jueves, 12 de noviembre de 2020

San Marcial

 

Unos cuantos amigos quedamos para subir a San Marcial en bici. Mi BH de paseo conocía cada recodo del trayecto. Cuando volvía de “la uni” me esperaba el paisaje de la Bahía del Txingudi.

Pronto comenzaron a reírse de mi parsimonia. Aprovechar el peso del cuerpo en cada pedalada, sin sentarme, era mi manera de resistir sin tener que bajarme de la bicicleta. Dos o tres veces se perdieron sus risas veloces en las curvas siguientes.

A medio camino, cuando empezaba a disfrutar de la sombra de los árboles autóctonos, los volví a pasar, con calma. Desistían de subirse a las bicis.

Llegué sin bajarme. Los esperé. Aquella perspectiva siempre  sorprendía como la primera vez.

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