tan solo de paciencia,
incluso la palabra
lleva germen de guerra.
tan solo de paciencia,
incluso la palabra
lleva germen de guerra.
Fotografía: José Ángel Hernández Ciudades envidiables. Paseos bajo túneles de ramas, con islas de cultura como ofrendas al ciudadano... |
Fotografía: José Ángel Hernández |
Me armo de paciencia, porque el deseo de adelantar el reloj de la vida tan solo aporta nada.
No tardo en comprobar que el problema vivía del combate. El círculo se abre. Algo nuevo comienza.
Una lluvia tan fina
que no quiere caer,
que se va con el aire:
vilanos sin deseos.
María José Valdivia y José Ángel Hernández
Fotografía: José Ángel Hernández |
Fotografía: José Ángel Hernández |
Sólo entonces, al intuir que no es nada parecido a un combate lo que se necesita habitualmente, sino una manera diferente de mirar, me pongo a la faena con serenidad y convicción.
José Ángel Hernández |
Fotografía: José Ángel Hernández |
De alguna manera siguen con nosotros. La consciencia se construye socialmente, de imágenes que perfilan la memoria, ligadas a emociones y sentimientos. ¿Cómo no habían de permanecer junto a nosotros quienes nos amaron? Somos gracias a ellos. Su amor a la vida está en nosotros. El dolor de la ausencia ratifica un amor siempre más fuerte que Natura, porque somos consciencia de finitud y de fragilidad, porque somos palabra en el tiempo y podemos aprender a vivir hasta el último aliento.
Fotografía: José Ángel Hernández |
A Pau e Isue
You will still be here tomorrow
with new dreams, of course.
You are your own dream,
my son.
Fotografía: José Ángel Hernández |
El frágil tiempo del cuidado
sabe a piel, a memoria de destellos,
a promesa.
¿Escuchar música en el móvil?
Recuerdo cuánto valorábamos los equipos Hi-fi. Entonces escuchábamos con atención. Sabíamos en qué grabaciones y en qué momentos se percibía claramente el estéreo, intuíamos la importancia de cuanto aquel mítico ingeniero de sonido había aportado a los grandes grupos de la época...
"Alta fidelidad" al sonido original. Alta fidelidad a los matices. Alta fidelidad a la música. Alta fidelidad a nosotros mismos, porque la música nos acompaña siempre. Porque "sin música, la vida sería un error". Porque es lo último que olvida nuestro cerebro. Porque constituye, en sus diversas formas, la argamasa que afirma el sustento emocional de nuestra memoria, de nuestro ser. A cambio, ¿qué le damos? Es decir: ¿qué nos damos? ¿Cuidamos nuestra música?
Tenía doce años cuando una entrañable profesora nos llevó a un concierto de piano en un edificio histórico de Valencia. No olvidaré aquellas sensaciones. Desde entonces sé que la música nos llega de manera especial cuando la escuchamos (la vivimos) directamente.
Recuerdo un concierto de Rainbow en el viejo frontón Uranzu. No sé si podría reunir peores condiciones acústicas, pero fue el primer concierto al que acudía solo. Y allí estaba Ritchie Blackmore. Por el camino de vuelta a casa, un indeseable me puso la navaja en el cuello. Salí de la situación como pude.
Los medios de reproducción intentan facilitar el consumo de grabaciones más o menos logradas de un momento. La música, preferiblemente, es para ser vivida, antes que consumida. "A falta de pan", las reproducciones pueden ser, a su vez, experiencia. Pero no olvidemos que los niños prefieren aquellas canciones que han cantado con el simple acompañamiento de una guitarra. Nunca piden una versión audiovisual, por perfecta que sea en su producción y reproducción, si pueden cantarla ellos, con todas las limitaciones que un profesional no aceptaría.
¿Por qué nos emocionaban en la niñez los romances y las canciones de nuestros mayores?
Tiempo después, ¿por qué acudíamos a los "Unplaggued"?
Cuidemos nuestras vivencias. Cuidemos nuestra música, la música, en tanto que parte fundamental, junto con las lecturas, del cuidado del yo.
Pantalla se escribe con p de pose.