Es la primera vez que te doy forma
para que el sol penetre entre las ramas.
Tus hojas limpias, de diversos verdes
vienen del aire seco y del rigor
del hielo detenido en la meseta.
Las manos de mi padre te sembraron.
¿Como desatender tu crecimiento?
Muy lentamente sigues hacia el cielo.
No hay sequía que pueda con tu savia.
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Fotografía: José Ángel Hernández |
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