que antes rocié con piedralipe
en la paz de mi casa…
Aré biné y fui de escarda
como mandan los cánones…
En abril la cosecha prometía
Con sudor de mi frente regué el campo después…
Mas no sé qué demonio ni cuándo me maldijo
para que en la colecta
-enfermedad es el verano-
se hubiera apoderado el morrión de todas las espigas.
GANARÁS EL PAN...
(A propósito del cuadro Laborare de Moisés Rojas)
Aquí el dolor no tiene esquinas.
Es redondo como las tentaciones
de esa maldita bíblica manzana...
Y es negro y es azul y está en el fondo
de los que –tatuados de tragedia- me han querido.
Aquí el dolor no tiene esquinas
ni voz. Duele el silencio
que en lágrima de piedad el sudor ha mudado.
¿Por qué desvías la mirada...?
Nada puedes hacer si el abandono
traspasó ya el umbral de mi frente y tus retinas...
Si a tus espaldas sientes un peso de penuria...
Si me echó la zancadilla el ángel del destino...
Si mi sangre alimenta las flores de la muerte...
(Del libro inédito Frutas para una macedonia)
Gracias, Ezequías. No se limita el vuelo
ResponderEliminara la colecta, como saben tus versos. Roturar el tiempo, aventar esperanza...