sábado, 4 de febrero de 2012

-Años lentos es también la novela de una novela, la que escribe un tal Aramburu con los recuerdos de Txiki: ¿es un procedimiento para distanciarse de lo narrado?

-Es todo mucho más simple. Nadie ha conseguido convencerme hasta la fecha de que la novela sea un producto humano ajeno al arte. Ya puede contener toda la verdad personal o histórica que se quiera. Me da igual. Por muy serias o graves que sean las cuestiones tratadas, sigo creyendo que una novela es una construcción literaria y que, cuanto mejor construida esté, más eficaces son sus efectos y mayores sus posibilidades de continuar emitiendo significados en el futuro. Así las cosas, no tiene nada de raro que uno se complazca prestando atención a los elementos estéticos del artefacto.

-La novela, escribe el Aramburu narrador, “será corta o no será” ¿Le ha tomado miedo a las largas distancias?

-La respuesta está en la cocina del autor. Toda la novela, desde la primera hasta la última página, se sustenta en un juego literario, consistente en la sucesión de dos discursos alternos. La receta pedía en mi opinión unas dimensiones ni breves ni largas, sino todo lo contrario. De otro modo el juego no iba a funcionar.

La línea narrativa de Lázaro de Tormes

-¿Qué relación tienen el protagonista del relato con Lazarillo de Tormes, con Pascual Duarte, y con otros niños de sus propios libros, como el protagonista de Los ojos vacíos, o con los hijos de las víctimas, por ejemplo, de Los peces de la amargura?

-No tengo empacho en confesar que mi defectuosa literatura debe mucho a una línea narrativa que nace en España con el relato de las fortunas y adversidades de Lázaro de Tormes, sigue con la novela de pícaros, particularmente cuando la protagonizan niños y adolescentes, salta a otras culturas literarias europeas, con Defoe y Dickens como modelos estimulantes que reconozco, y vuelve a nosotros en algunos textos de Baroja y Cela. Cuestión central de esta línea narrativa es lo que suele llamarse la lucha por la vida, la formación del individuo en condiciones adversas, la fuerza de los instintos y la naturaleza de la maldad. Con tales ingredientes hago mis bizcochos.



Entrevista de NURIA AZANCOT

Publicado el 03/02/2012 en El Cultural

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