Diría que en estos tiempos cabe un cierto elogio de la cordura, a la vista de tanta pesadilla y tanto monstruo como se puede avistar en el mejor de los mundos habidos... No vaya a ser que, evitando los monstruos futuros de la razón, nos quedemos quietitos en las fauces de los monstruos presentes de la sinrazón... Los soñadores (excepto los fanáticos, claro) hemos hecho autocrítica. Esperemos de sentados, en cambio, la de los que nunca soñarán, porque no saben ni sueñan.
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