Hace más de veinte años, un grupo de jóvenes alumnas:
-¿A que tú sí que ayudas a tu mujer en casa?
Hoy, afortunadamente, la mayoría de las jóvenes ya no plantearían de esa manera el tema. No haría falta otra pregunta que les hiciera cuestionarse ciertas concepciones y la pertinencia de formular correctamente las preguntas.
Algunas veces tengo la sensación de que avanzamos. En demasiadas ocasiones, sin embargo...
Hace unos días, un obrero, durante su merecido descanso:
Hace unos días, un obrero, durante su merecido descanso:
- ¿A que el dinero tiene que ser para los de aquí?
A uno le sobrevienen otros interrogantes:
- ¿El latrocinio respeta a sus conciudadanos? ¿Tiene fronteras o marca de país? ¿Adónde se llevan sus dividendos tantos patriotas?
Cada cual elige sus preguntas. Pero después no nos sorprendamos con las respuestas de la realidad.
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