Pero yo no os aconsejo la duda a la manera de los filósofos, ni siquiera de los escépticos propiamente dichos, sino la duda poética, que es duda humana, de hombre solitario y desencaminado, entre caminos. Entre caminos que no conducen a ninguna parte.
Para los tiempos que vienen, no soy yo el maestro que debéis elegir, porque de mí sólo aprenderéis lo que tal vez os convenga ignorar toda la vida: a desconfiar de vosotros mismos.
Canciones y aforismos del caminante. Edhasa, Barcelona, 2001
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