No rehuyas el esfuerzo que te fortalece.
Afronta la vida, sus cuidados, sus constantes retos, los elegidos y los inevitables.
Mientras sigas aprendiendo, te sentirás vivo.
Ama sin miedo. La vida que merece ser vivida intenta aprender a amar desde la libertad.
Detente para seguir con calma.
Acepta tu fragilidad, tu finitud, tu minúscula posibilidad de ser y de ayudar. Reconoce la importancia de las pequeñas cosas que nadie puede hacer por ti, el sentido que crean en tiempos convulsos.
Quiérete muy despacio.
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