Reconozco que me gustó escuchar a José Antonio Labordeta mandando a la mierda a quienes no respetan, no dejan hablar, menosprecian e insultan.
Sin embargo, siempre que sea posible, creo que no alterarse y seguir argumentando es la respuesta más adecuada. Si no lo permiten, callarse. Exigir que se cumpla el reglamento de la cámara. Evidenciar la intolerancia o incluso expulsarla, si no acepta las normas.
No hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
Sobre todo en las urnas. Recordemos que ya en la historia algunos impusieron su barbarie aprovechándose de la democracia.
No te engañes. No te alteres, argumenta. No hagas aprecio a quien te desprecia.
Y sigue leyendo (me digo). Nada es más eficaz. Nada temen más que una opinión pública bien formada en el uso de su propia materia gris.
Algunos tienen derecho de veto por su fuerza. Otros tenemos el derecho de voto (que puede vetar a los intolerantes) por razón.
Voto por el respeto, la cultura, la paz y los derechos de tod@s.
No renuncio a lo poco que depende de mí. Puede ser mucho.
Fotografía: José Ángel Hernández |
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