Obras son amores, y no buenas razones u odiosas mentiras. Los discursos son fáciles, la propaganda, los señuelos, los símbolos, las quimeras...
Ya no se trata de asaltar nada. Menos aún un supuesto cielo en la tierra. En los pensadores del siglo XIX se podía entender. Hoy ya los presuntos salvadores deberían estar desnudos. Incluidos los profetas de bucles melancólicos del centro o de la periferia.
Uno sólo espera que no añadan más problemas. Y si alguien consigue afrontar los reales con cierta eficiencia, me parece verdaderamente encomiable, tal como está el panorama político.
No haré un listado, porque son muchos jóvenes los que han conseguido, por fin, un contrato fijo y deberían tener en cuenta por qué, ya que las leyes no caen del cielo. Somos muchos (desgraciadamente no todos) los que sobrevivimos a la pandemia y, asimismo, deberíamos recordar por qué. Espero que no olviden los trabajadores y los pequeños empresarios, entre tanta insidia y tanta crispación, que salieron adelante con ayuda de los ERTE, por el salario mínimo, cuya subida iba a suponer un desastre, según tantas voces. Voces próximas a los interesados en el máximo beneficio, en el intervencionismo que los sostenga a ellos.
A diferencia de otras crisis, no se abordó ésta con las viejas recetas de los recortes para los de siempre, se lograron medidas de flexibilidad en las imposiciones de graves consecuencias en el sector energético...
Queda mucho por hacer, por supuesto. Pero la cuestión es si seguir en la senda de avanzar en derechos y libertades, dentro de lo posible, aceptando la diversidad y el diálogo, o retroceder a la ignominia de la mordaza, de la exclusión social, del impuesto al sol, de amar como dictan los dogmas religiosos...
El poema de Schiller que inspiró, por su humanismo, a Beethoven, podría perder todo su sentido definitivamente como himno de la Unión Europea. La libertad y la fraternidad, como fundamentos de la alegría. Un acorde disonante al inicio, la introducción de la voz humana por vez primera en una sinfonía...
Cultura y creación son más que palabras. Son obras en el tiempo. Sin ellas, ¿qué presente?
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