Vídeo: José Ángel Hernández
Desde hace algún tiempo, cuando me despierto por la noche, escucho el canto hermoso de un pájaro. Leo que los ruiseñores cantan también de noche.
Mi amigo de todas las mañanas, el carbonero al que no he tenido tiempo de construirle una casa de madera, aunque sí he preparado los materiales y consultado las medidas necesarias, me vino hace unos días con su compañera. Ayer aparecieron con sus pequeños. ¡Qué alegría verlos picotear en el olivo que me da sombra en verano! Parece que no necesitan tanta ayuda como pensamos. Simplemente un tiempo y un espacio propicio. Que los dejemos vivir en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario