miércoles, 29 de junio de 2011




En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.


Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.
Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.

¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.


¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.


Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.


¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del “Te quiero siempre”.


En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.

sábado, 25 de junio de 2011

LOS DOS PRÍNCIPES

Idea de la poetisa norteamericana
Helen Hunt Jackson
[La Edad de Oro]



El palacio está de luto
y en el trono llora el rey,
y la reina está llorando
donde no la pueden ver:
en pañuelos de olán fino
lloran la reina y el rey:
los señores del palacio
están llorando también.
Los caballos llevan negro
el penacho y el arnés:
los caballos no han comido,
porque no quieren comer:
el laurel del patio grande
quedó sin hoja esta vez:
todo el mundo fue al entierro
con coronas de laurel:
-¡El hijo del rey se ha muerto!
¡Se le ha muerto el hijo al rey!

En los álamos del monte
tiene su casa el pastor:
la pastora está diciendo
“¿Por qué tiene luz el sol?”
Las ovejas, cabizbajas,
vienen todas al portón:
¡Una caja larga y honda
está forrando el pastor!
Entra y sale un perro triste:
canta allá adentro una voz:
“Pajarito, yo estoy loca,
¡llévame donde él voló!”
El pastor coge llorando
la pala y el azadón.
Abre en la tierra una fosa:
echa en la fosa una flor:
-¡Se quedó el pastor sin hijo!
¡Murió el hijo del pastor!



Si ves un monte de espumas y otros poemas. Antología de la poesía infantil hispanoamericana. Realizada por Ana Garralón. Ed. Sopa de libros. Anaya, Madrid, 2000

domingo, 19 de junio de 2011

Seguimos tocando el fondo

Gracias, Paco. Ciertamente, por desgracia, tenemos que seguir cantando aquellas canciones... Tus cambios en los versos de Gabriel, a la altura de las circunstancias:

que llenándose las manos se desentienden y evaden,
maldigo la poesía de los que toman partido,
partido hasta forrarse.


viernes, 17 de junio de 2011

Pozaren etxea - La casa de la alegría


POZAREN ETXEA

 


Pozaren eraikuntza
teilatutik hasten da,
teilatu txinatarra,
giza gainbeheratik
aterako gaituen irribarrea;
gero, beharrezkoak dira leihoak
zerumuga harrapatzeko,
edo gutxienez arrats-behera bat,
egun txarrak ahazteko;
barruan, zura erruz
esperantzaren erretxina dariola;
aterik ere behar da, irtenbide bat beti,
eta barrurako sarrera bat beti.
Oinarriak hortxe zeuden,
hortxe egon dira betidanik
aiton-amonen barreetan
amaren titi harkaitzezkoetan
eta garai orotako lurgabetuen
esku luzatuetan.

 




LA CASA DE LA ALEGRÍA


La alegría se construye
comenzando por el tejado,
un tejado chino,
sonrisa que salva
de la humana caída;
luego, importan las ventanas
que capten horizontes
al menos un crepúsculo
para olvidar los días malos;
en el interior, mucha madera
con resina de esperanza;
puerta no ha de faltar, una salida,
y un acceso al interior.
Los cimientos ya estaban,
estuvieron siempre
en la risa de los abuelos
en la teta rocosa de las madres
y en las manos tendidas
de los desheredados de todos los tiempos.




jueves, 16 de junio de 2011

Afuerismos

Amoldarse a los tiempos
es tan imprescindible
como romper los moldes
de nuestro tiempo
                               e imaginar
tiempos venideros
                               sin moldes.










Mi libertad mana
                              de la libertad del otro.










La metamorfosis del sueño
                                             preserva su sentido.










Desgranadas ideas,
cuanto más os persigue el granito,
más fino el pan
                           para la boca hambrienta.










¿Qué dignidad de todos?
¿Cómo conquistarla
                                   dignamente?












La democracia pide,
como los niños,
                            aire.
Si en demasía la arropan,
                                          se nos engruda.










Las mentes obesientes
                                      se ciñen a los dictados.










Los dinersaurios
                              se comen
                                                 tu felicidad.










Un aristócrater
                          es un agujero en el presente.










Utiliza el concepto de masas
                                               quien nos quisiera amasados.












Ante la incapacidad de gestión,
                                                   capacidad de indigestión.

LA PLAZA DEL QUINCE DE MAYO

La plaza ya no es la plaza,
que es una llanura abierta al mundo,
una hendidura como labios,
                                            florecida,
aflorado abismo
                           ardiente en frutos y en palabras.
La plaza ya no es la plaza,
que es un corazón en mil latidos,
un tambor en redoble,
                                    unitario,
alargada floración
                              diaria en frutos y en palabras.
La plaza
                ya no es
                                la plaza,
sino
         brazos y manos
                                   apuntando
con los dedos
                        al infinito.

martes, 7 de junio de 2011

Hay una palabra que me exalta, una palabra que nunca he podido oír sin experimentar un gran escalofrío, una gran esperanza, la más grande, la de vencer a las potencias de la ruina y de la muerte que oprimen a los hombres; esa palabra es: fraternidad.