miércoles, 31 de julio de 2013

Estampas del Valle, de Rolando Hinojosa-Smith, por Fernando Martín Pescador



  



Cuando, justo antes de acostarse, uno se siente un poco Gregor Samsa, así, un tanto coleóptero, conviene colocar encima de nuestra mesilla un libro de Rolando Hinojosa-Smith. Sus libros poseen tal concentración de realidad cotidiana que uno podrá quedarse dormido tranquilo, seguro de que, al despertar, todo seguirá igual. Su primera novela, Estampas del Valle, es un claro ejemplo de todo esto. Como dice el propio autor en el prólogo que introduce la reciente edición de Xordica, “es una novela que se aferra a la etimología de la palabra, algo nuevo (para ciertos lectores)…”



Rolando Hinojosa-Smith nació en Mercedes, en el condado de Hidalgo, en Texas. Mercedes es una pequeña población del sureste del estado, a tiro de piedra de la frontera con México y a 50 kilómetros de la desembocadura del río Grande (río Bravo para los mexicanos) en el Golfo de México. Un lugar en el que la familia de Hinojosa lleva hablando español desde 1748 y un lugar en el que Rolando se inspiró para escribir su serie de novelas que él ha titulado Klail city Death Trip (El viaje de la muerte de Klail City). Esa serie comienza precisamente con Estampas del Valle en 1973 y se ha ido desarrollando a lo largo de más de 30 años, siendo We Happy Few (Nosotros, un puñado de felices), publicada en 2006, la última entrega hasta el momento.



Las historias de Estampas del Valle suceden en el valle del Río Grande pero bien podrían suceder en Lechago, Teruel: “Mi tía Chedes tuvo tres retoños de su señor esposo, Juan Briones. El primero que nació fue mi primo Blas. A Blas lo bautizaron Blas Briones pero a los tres años de edad ya le llamaban Ronco y hoy en día pocos de los que lo conocen sabrán su nombre de pila.” Claro, hay que tener en cuenta que, en el valle del río Grande, hace falta un automóvil para ir de un lado a otro y hay que recordar que, para cuando los españoles se fueron de Texas, no existían los automóviles, así que las novelas de Hinojosa, escritas con un delicioso español, están salpicadas con unas poquitas palabras como “yaque” (del inglés jack, que es el gato del coche para cambiar una rueda pinchada) o “ride” (del inglés también, que significa que te lleven en coche a alguna parte).



Rolando Hinojosa-Smith es considerado uno de los padres de la literatura chicana, junto a Tomás Rivera (texano, también) y a Rudolfo Anaya (nuevomexicano). Los tres ganaron cada una de las tres primeras ediciones del premio literario Quinto Sol (en 1971, 1972 y 1973, respectivamente). Hinojosa, además, fue el primer chicano ganador del Premio literario Casa de las Américas en 1976.



Uno de los temas frecuentes en la literatura chicana es la queja por la aculturación de los hispanos en Estados Unidos, por la pérdida de sus raíces y de su lengua madre, el español. Muchos de sus contemporáneos eran castigados en la escuela si hablaban español, en vez de inglés, con sus compañeros. Rolando se considera afortunado porque tuvo la suerte de tener maestros mexicanos, refugiados de la Revolución Mexicana de comienzos del siglo XX que lo educaron en español hasta la secundaria y que alimentaron su imaginación con las aventuras vividas durante la Revolución. Rolando tuvo también la suerte de tener una madre maestra, bilingüe en inglés y español, procedente de la cultura anglo. Eso permitió que en casa se hablaran los dos idiomas indistintamente y ninguna de las dos culturas (ni la estadounidense ni la mexicana) era apreciada en detrimento de la otra.



Lo que más llama la atención en las novelas de Hinojosa es su sentido del humor, normalmente de la mano de un refrán o una frase hecha utilizada con doble punta. En una entrevista Rolando confesaba: “Tengo un sentido del humor en que cabe todo, la ironía, el sarcasmo, algo de lo sardónico, y también agudezas que le salen a uno. El humor siempre permite a cualquier sociedad menospreciada vivir con cierta dignidad, a saber quiénes somos.”



Por último, en Estampas del Valle, Rolando Hinojosa-Smith trata uno de mis temas favoritos: la suerte. Y la compara con la memoria: “Mucha gente no lo cree, pero la suerte, así como el tiempo y la memoria, viene y va. Hay unos que la tienen buena, otros que les cae mala y hay otros todavía que se adueñan de una suerte infinitamente más negra que la sombra del canelón.” Memoria y suerte. Suerte y memoria. Tenemos suerte de que Hinojosa escriba lo que la memoria de su tierra natal le ha ido evocando a lo largo de estos años. Ahora, gracias a Xordica, tenemos la suerte de poder leer a Hinojosa en España.


Visto en 

sábado, 13 de julio de 2013

A Alba





A Alba



Si apenas me quedasen

unas gotas de tinta

y hubiese de nombrar

sólo lo imprescindible

¿cómo discriminar

en estos tiempos

de imágenes fugaces

y palabras de espuma?

Tú nos muestras la forma,

su sentido.

                     Recalo en tu sonrisa

sin celadas,

                     en la frente que inclinas

como un lirio cansado

para albergar el beso

                                    del rocío.

Así cada mañana

                               nos devuelves

el rostro que perdimos,

                                         la mirada

que este mundo atropella

y que huiría de todo

                                   lo que tú nos revelas.


martes, 9 de julio de 2013

Leaozinhos




Cuando Rio de Janeiro se vende y revende como la 'Ciudad Maravillosa', la futura sede de los Juegos Olímpicos cuenta poco de la Zona Norte, área deprimida lejos de atractivos turísticos y las exuberantes playas. Incluso para las ONG's es más fácil y accesible trabajar en favelas de la Zona Sur, la más privilegiada de la ciudad y donde la mayoría de comunidades están bajo control policial y uno no se encuentra con traficantes armados por la calle.

El presentador de 'Hoy empieza todo', en Radio 3, Ángel Carmona, llegó sin embargo mucho más lejos. Más de 30 kilómetros al norte de Ipanema, en la favela Parada de Lucas y bajo la vigilancia del tráfico armado, impulsó el proyecto Leãozinho, de clases de guitarra en la comunidad.

Varias generaciones de niños y jóvenes, 60 alumnos y 7 profesores -pagados por el propio Carmona con el dinero que recauda a través de conciertos benéficos-ultiman el ensayo para una actuación muy especial. En la calle se escuchan petardos avisando de que la policía está entrando en la favela. Los narcos no se dejan ver por ahora, pero nunca interrumpen las actividades culturales del CECAC.

El CECAC es el centro cultural creado por una especie de supermujer, heroína en la comunidad y conocida por todos los vecinos. Se llama Neuza y su idea nació el día que accedió a las peticiones de su hijo de entonces diez años de llevarle al baile funk, ritmo agresivo con cierta similitud al reggaetón y al hip-hop nacido en las favelas de Rio. No le gustaron unas letras demasiado sexuales y con apología a la violencia. Se dio cuenta de que no había otras alternativas culturales en la favela y empezó a organizar paseos a universidades, teatros o cines del centro de la ciudad con niños que nunca habían salido de Lucas. Tras los paseos, llegó el centro donde hoy se dan clases de idiomas, de guitarra o de informática.

Cuando Neuza y Carmona se conocieron, se enamoraron y surgió el proyecto Leãozinho. Ella pone el espacio (donde vive), la asociación paga a los profesores y consiguió una donación de siete guitarras de la Fundación Gibson. Los chavales y niños de la comunidad hacen el resto y el sueño de la música crece con fuerza en la comunidad.

Ángel Carmona, principal abanderado del proyecto, reparte como un torbellino su alegría de hombretón buenazo por toda la comunidad. Los niños le adoran. Intenta visitar anualmente la favela, pero este año llegó con una agradable sorpresa. El músico español Depedro, que saca nuevo disco la próxima semana, dio unas aulas extra a los chavales y tocó con ellos en dos conciertos.

El primero, una emotiva fiesta delante de un quiosco en la misma favela con decenas de niños enloqueciendo de la alegría de poder tocar ante su propio público o de poder jugar y saltar al ritmo de la música del español. El segundo, un concierto en el Instituto Cervantes que permitió a los niños y jóvenes sacar su duende fuera de la favela y en una de las zonas más nobles de la ciudad. Tan agradecidos estaban del calor que recibieron del público (muchos españoles residentes en Rio atraídos por Depedro), que lo devolvieron haciendo un improvisado pasillo en la puerta de la salida y aplaudiendo a cada uno de los espectadores.


Germán Aranda. Río de Janeiro. Publicado en El Mundo, 30/3/2013


miércoles, 3 de julio de 2013

Como la niebla de los mares amanece





Como la niebla de los mares amanece,
los inciertos niveles
avanzan lentamente con el viento gris
de tiempos oscilantes.

No sé si son humanas las miradas
en el sollozo inmenso de las aguas.

Lo triste,

de todo lo más triste
son las canciones oídas al final.

Los árboles murieron como flores.

(Escucho:
todos hablan de guerra, de unos muros
inútiles.)




A menos que...




La ciencia no es sino una perversión de sí misma a menos que tenga como objetivo el mejoramiento de la humanidad.



El desarrollo del hombre depende fundamentalmente de la invención. Es el producto más importante de su cerebro creativo. Su objetivo final es el dominio completo de la mente sobre el mundo material y el aprovechamiento de las fuerzas de la naturaleza a favor de las necesidades humanas.

lunes, 1 de julio de 2013

Apelar al amor y a la razón será inútil mientras...





Este tipo de datos relativizan la hipótesis que yo compartí durante un tiempo: que sólo la vivencia de los dolores tempranamente reprimidos puede anular los bloqueos emocionales. La experiencia no ha corroborado de forma incondicional esta suposición. Lo cierto es que, hasta ahora, no se han investigado de manera realmente sistemática los otros accesos a las emociones. (…)



Poder expresarse –a través del canto, la música, la escritura, la pintura o la cerámica- es siempre placentero. Tras leer el libro de Damasio, pienso que el enfrentamiento con los traumas reprimidos no es la única, sino una de las muchas posibilidades de descubrir la intensidad del mundo afectivo personal y familiarizarse así con él. La ventaja de los otros descubrimientos radica en que pueden cumplir una función constructiva y nutricia, que posibilita por primera vez la integración de las antiguas experiencias dolorosas en caso de que aún sea necesario.  Sin embargo, los viejos traumas se desvanecen la mayoría de las veces, pierden importancia en un presente que ofrece al afectado la posibilidad de expresarse libremente y, sobre todo, de mantener un estrecho contacto con sus sentimientos y necesidades actuales. (...)
 

 


Correrá menos riesgo de idealizar a personas y sistemas si antes se ha dado cuenta exacta de cómo, en su momento, vivió cada palabra de su madre o de su padre como si fuera la verdad suprema. Y puede ocurrir que, al escuchar una conferencia realmente mala o al leer un libro realmente malo, sienta primero la misma fascinación y asombro infantiles de entonces, pero al mismo tiempo advierta el vacío que acecha detrás, o alguna tragedia humana que le produzca escalofríos. A una persona así no podremos impresionarla con palabras fascinantes o incomprensibles, porque se ha hecho adulta a partir de vivencias. A fin de cuentas, una persona que haya padecido conscientemente su propio destino en toda su tragedia, sentirá el sufrimiento del otro con mayor intensidad y rapidez, aunque éste aún tenga que superarlo. No podrá burlarse de los sentimientos de otro, no importa de qué tipo sean, si es capaz de tomar en serio los suyos propios. No seguirá dándole vueltas al círculo infernal del desprecio. (…)

              
El futuro de la democracia depende de este paso adelante del individuo. Apelar al amor y a la razón será inútil mientras estos pasos para esclarecer los sentimientos sigan siendo obstaculizados. Es imposible combatir el odio con argumentos; hay que comprender su origen y utilizar un instrumental que permita su desaparición.


ALICE MILLER, El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo. Ed. Tusquets Ensayo, Barcelona, 2001