Al encuentro, por JOSÉ ÁNGEL HERNÁNDEZ

LA OFRENDA DEL CEREZO

Para Arga y Juan González Soto



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¡Una ventana para este cerezo
y una avenida para llegarse a él!
Tampoco se detendría la vida
si no plantase hoy este cerezo,
si un día no llegase a florecer.
Mi política en este pequeño reino
-el huerto de Chigchirián-
apenas consiste en abrir un hoyo
para sembrar el árbol.
Mi diplomacia: la paciente espera.
Que la Tierra gire y con ella el Sol
en torno a su tallo. Que las ramas
sean sacudidas por la lluvia y el viento.
Que florezca y revoloteen las moscas
polinizándolo. Por lo demás,
la historia y las catástrofes
seguirán su curso sin el poeta,
sin el jardín, sin el cerezo.


IVÁN CARVAJAL. Tentativa y zozobra. Antología 1970-2000. Colección Visor de Poesía. Madrid, 2001








LA CASA DE MI PADRE



Si me piden que derrame sangre

por un nombre,

me volveré mudo

y prescindiré de los nombres.

Para defender la casa de mi padre,

no derramaré una sola gota de sangre.

Dicen que ese extraño edificio hipotético

es la casa de mi padre.

Mi padre vive de alquiler.



JUAN KRUZ IGERABIDE. Mailu isila. Martillo silencioso. Centro de Lingüística Aplicada Atenea. Madrid, 2004










POEMA PARA INUNDAR DE AGUA UN PASADIZO DE FANTASMAS











Vayan bajando


en delimitada fila


a las pozas del infierno,


a las galerías pletas


de oscuridad ajada


a las cuevas con recovecos.


No os perdáis.


Id derechos


de mar a río,


de ribera plana


a serranía de encantos


donde los duendes están quietos


y el viento baila


su quebrada danza


y las hojas alocadas triscan.






Tú, que fuiste brazo izquierdo


de la ciudad de las siete colinas.


Extensión de sillares y mosaicos,


construida sobre las ruinas de tu pasado


buscas tu olvidadizo nombre


entre las tumbas


y los cadáveres de siglos


balbucean su desenhebrada entraña.


Perdidos en las litografías


de tu imperial pasado,


orgullosa levantas torres,


pero la sangre y la humillación


desnuda tu orgullo


y sabes


que victoria y derrota


son sangre


de tus hijos desharrapados.


Por eso permites que se bañen, mientras viven,


en las blandas aguas


que se ciñen


a tu desbocada cintura.



TOMÁS CAMACHO MOLINA. Poema para inundar de agua un pasadizo de fantasmas. Ayuntamiento de Torredonjimeno, Jaén, 1996.








MERCADO







MI CUERPO y mi ánimo coinciden en una plaza tranquila. Estos dos tenderos se saludan y, todas las mañanas, fijan sus precios y ferian los productos apilados. Solamente regatean sobre el valor de algunos recuerdos, y al atardecer miden las luces de otoño puestas en el platillo. Recogen mercancías y números. La edad es una bola que corre en silencio por el suelo empedrado.



Hoy mis dos dependientes son mojados por una lluvia oblicua y se apresuran a refugiarse bajo la cubierta de un armazón de maderas hincadas. La violencia del temporal ha dispersado los círculos comerciales. La ropa, los cuadernos y las especias se empapan mientras mi cuerpo y mi ánimo examinan el aguacero.



Ya escampó, y de las hojas de los cerezos y laureles caen gruesas gotas. Algo abre o rompe las esferas de agua, y seres conocidos bajan liberados. “Quise a esa mujer”, “llevaba tanto tiempo sin ver a mi amante…”, “ahí va el amgio”, comentan los dos almacenistas. Pero nada puede impedir que las figuras reconocidas se disgreguen al chocar contra el pavimento, o que se desarticulen en el aire si vienen de un árbol impreciso de la memoria.



Mis dos mercaderes saben que la lluvia les trajo el anticipo de su vejez, el tiempo en que las ausencias nos visitan. La bola de su edad rueda a oscuras al doblar una esquina de la plaza.



FRANCISCO JAVIER IRAZOKI. Los hombres intermitentes. Hiperión. Madrid, 2006











CONVINCENTE


Todo enunciado acabado corre

el riesgo de ser ideológico

ROLAND BARTHES




Decir que el mundo

no

está bien hecho

a quién no conviene.


Dispensa buscar otras razones,

ponerle peros al alma y a las máscaras,

cambiar vocales a las palabras,

envenenar

viejas y nuevas erratas

de las enciclopedias.


Decir que el mundo

no

está bien hecho

a quién no incrimina.


Mejor compartir desidias

y presidio

que

la breve eternidad de la alegría.






JUAN GONZÁLEZ SOTO. Línea de flotación. Cuadernos de la Perra Gorda. Tarragona, 1998










Todo lo que no es arte

lleva intentando probar su utilidad

desde que tengo uso

de sinrazón

a través del eco de dictados.

Cuando saltar vallas era pensar espacios.

Cuando los sedentarios faenaban

para arrebatarnos

el futuro.





JOSÉ ÁNGEL HERNÁNDEZ. Ucronía e hilván, El Bardo, Sant Cugat del Vallès (Barcelona), 2009.








Cinco gotas de agua



contienen cinco gotas de luz.


Su alma anida


en la belleza de sus versos.


Hoy he enterrado mi angustia


mordiendo sus labios.

 
 
ENRIQUE VILLAGRASA. Mudanzas de la voz.
 






A VECES


A veces
llegan trenes
como una tormenta no esperada
y llueven recuerdos de maletas
antiguas
y alguien viene a abrazarte
con las manos llenas
de tierra olorosa de antes
y volvemos a casa mirándolo todo
con ese frescor que dan las violetas
con esas pupilas que prestan los viajes...


JAVIER PEÑAS NAVARRO. No te enamores del hijo de un ferroviario. Ed. Vitruvio, Madrid, 2009.










A veces
me siento
tan cargado
de razón
que me hundo



FERRAN FERNÁNDEZ. Sufrir en público. El Bardo, Sant Cugat del Vallès (Barcelona), 2007














EQUIPAJE



A Tomás Camacho


No es la mansedumbre o la tristeza,
no esas sombras que delatan mi región
nocturna, los himnos hoy casi una leyenda.

No es un tránsito sin final, un dios fungible,
no los silencios ocultos entre el fuego
ni los viajes que aún colean como un saurio.

Es aún ese don, esa ebriedad sin freno en cada
guijarro, en cada rama, en cada raíz en sombra.
Es esa música del corazón que rueda inconsolable
en un giradiscos, a la que como a tu boca acudo.




JUAN CARLOS ELIJAS. Cuaderno de Pompeya. Prensas Universitarias de Zaragoza, 2009.









He acaronat amb el palpís del dit
la línia de l'horitzó
i per un instant
he pensat que no estava reclòs.



SEBASTIÀ POY ALEGRET. Comissura de la memòria. Cuadernos de la Perra Gorda, Tarragona, 1999.










ATALANTA




Navega el alma, entre la sintaxis del paso
y los andares del pez oráculo.
Está escrito. Todo, todo está escrito.
Duerme con la esperanza,
con las espadas doradas que cortan los sueños.
La zancada cubre el bosque y los negros laureles,
no hay resuello que calme las cartas.
Están ya recostadas.
Sólo la manzana hará que duerma así el hambre,
que retarde su final el amado.
Muerde como Mantis, sí,
como hembra que duele su destino.



MAGDA GUILLÉN. Nihil obstat imprimatur. Antología de la Tertulia de Poesía Mediona 15. Cuadernos de la Perra Gorda, Tarragona, 2005.










LA CARNE



Una caricia acentuada,
un beso urgente en los ojos,
sin palabras.

La carne desnuda cuando habla.



TERESA DOMINGO. Iris de sombras. Cuadernos de la Perra Gorda, Tarragona, 2003.









LOS AMANTES POBRES



Son los días infieles del invierno.
Los amantes pobres avanzan
con temblor y humedad de mar
por la lengua y el vientre de las calles.
Regresan de camas prestadas,
de cuartos clandestinos.
No piensan, vuelan.
No hablan, se entienden.
No miran, se ven.
Llevan sólo por consigna
el equipaje de los sueños.
Son en verdad
habitantes de otro reino.



MANUEL RIVERA. Un azar nos inventa. Cuadernos de la Perra Gorda, Tarragona, 2000.










RETRATO PORTUGUÉS




los ojos de la tierra surcados por gaviotas
con el labio dispuesto al beso de la orilla
en su boca de arcilla se llena el mar y escapan
fluyendo las palabras como ríos diletantes

Adamastor sentado para guardar el Tajo
por no verse a sí mismo cansado de sí mismo
avanza Portugal inabarcable océano
y Lisboa es una barca de fado a la deriva



IVÁN DÍAZ SANCHO. La decisión de naufragar. Antología de la Tertulia de Poesía Mediona 15. Cuadernos de la Perra Gorda, Tarragona, 2001

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