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jueves, 7 de marzo de 2024

Persona y democracia

Fotografía: Roberto Hernández


Querid@s contertuli@s:

Gracias por vuestras intervenciones, honestas y enriquecedoras, como siempre. 

Lo pasé especialmente bien, porque funcionó la propuesta de agilizar y dar más tiempo a la participación, como un tributo al espíritu del pequeño gran libro que nos ocupaba. 

Las diversas perspectivas y opiniones se complementaron. Cada cual lee un libro diferente, incluso cuando lo relee en momentos diferentes de su vida. 

Hay una apreciación que no supe matizar. Cuando María Zambrano escribe Persona y democracia, en el mismo título ya establece lo esencial de la propuesta que intentará hilvanar. Como la historia nos ha enseñado, sin libertad, difícilmente puede desarrollarse globalmente la persona. Y sin respetar y atender a todos y cada uno de los seres humanos, difícilmente puede desarrollarse una democracia que merezca llamarse así. Al contrario que en las tendencias dicotómicas al uso (centrarse en el interior de cada uno o centrarse en el entorno), María, como en tantos aspectos, rompe fronteras. Humanizar la historia y el crecimiento de las personas son un mismo proceso dialéctico interminable. No dos procesos que puedan separarse, y menos aún contraponerse.


Muchas gracias a todos.

Un abrazo fraternal. 

domingo, 1 de octubre de 2023

El error más grave



Fotografía: José Ángel Hernández 



El error más grave a que la humana condición está sujeta no es equivocarse acerca de las cosas que le rodean, sino equivocarse acerca de sí mismo: trastocar lo que espera o quiere, disfrazarlo o confundirlo.

Y mientras más honda, apasionadamente, se es capaz de anhelar, querer y amar, mayor es el riesgo del error. 


Persona y democracia, MARÍA ZAMBRANO

 

domingo, 28 de abril de 2019

Lo que la esperanza pide y lo que la necesidad reclama



De esta pesadilla que dura desde la noche de los tiempos, se han querido sacudir rebelándose. Mas rebelarse, tanto en la vida personal como en la histórica, puede ser aniquilarse, hundirse en forma irremediable para que la historia vuelva a comenzar en un punto más bajo aún de aquel en que se produjo la rebelión. Tal ha sido el riesgo corrido en estos años que están al pasar, en nuestra “Cultura de Occidente”. El único modo de que tal hundimiento no se produzca es hacer extensiva la conciencia histórica, al par que se abre cauce a una sociedad digna de esta conciencia y de la persona humana de donde brota. Es decir, traspasar un dintel jamás traspasado en la vida colectiva, disponerse de verdad a crear una sociedad humanizada y lograr que la historia no se comporte como una antigua deidad que exige inagotable sacrificio.
Por medio de la conciencia histórica se podrá ir logrando más lentamente lo que la esperanza pide y lo que la necesidad reclama.
Pues se trata de todo lo contrario de una “Revolución”, proceso instantáneo mediante el cual el hombre occidental ha soñado y querido librarse de la pesadilla histórica porque ha confundido el instante del despertar con la realización.



Persona y democracia.

domingo, 27 de septiembre de 2015

Hablar y escribir



Escribir viene a ser lo contrario de hablar: se habla por necesidad momentánea inmediata y al hablar nos hacemos prisioneros de lo que hemos pronunciado, mientras que en el escribir se halla liberación y perdurabilidad -sólo se encuentra liberación cuando arribamos a algo permanente-. Salvar a las palabras de su momentaneidad, de su ser transitorio, y conducirlas en nuestra reconciliación hacia lo perdurable, es el oficio del que escribe.


Revista de Occidente, mayo de 1933


domingo, 31 de agosto de 2014

Libertad




Solo se es de verdad libre cuando no se pesa sobre nadie; cuando no se humilla a nadie. En cada hombre están todos los hombres.

 

domingo, 10 de marzo de 2013

Demasiado sin asidero razonable



Conciencia y memoria: continuidad. Y esperanza. Y ha sido en la poesía como se ha mostrado, porque demasiado profunda y tímida, demasiado reservada, demasiado sin asidero razonable, apenas nadie le hubiese dado crédito. El pensamiento necesita razones más positivas, más hechas para acoger a algo dentro de sí, mientras que la poesía tiene por vocación acudir a cantar lo que nace. Y lo que nace sobre todo, en contradicción y a despecho de lo que le rodea. La poesía exige menos y ofrece más que el pensamiento; su esencia es su propia generosidad. (…)

La palabra es la luz de la sangre.



Zambrano. Pensamiento y poesía en la vida española. Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 2004

martes, 5 de febrero de 2013

Equilibrio




Y en realidad, el español solamente es capaz de encontrar su equilibrio así, sólo es capaz de conservar la fluidez de su vida por la poesía, por el conocimiento poético de las cosas y los sucesos que le incorporan a la marcha del tiempo. Si se hace racionalista se cierra, pierde su fluidez y se dogmatiza, se hace absolutista, en suma; reaccionario, enemigo de la esperanza.

Cuando un español se aparta de esta vivificadora corriente en que se unifica con su pueblo, cae en ser minoría. Cae, sí, pues de verdadera caída se trata. En España perder la comunidad con el pueblo no conduce a nada positivo, tan sólo a desviar la ruta o a estancarse en el escepticismo, como es bien fácil demostrar.

Equilibrio individual y comunidad. Por el conocimiento poético el hombre no se separa jamás del universo y conservando intacta su intimidad, participa en todo, es miembro del universo, de la naturaleza y de lo humano y aun de lo que hay entre lo humano y más allá de él.

Pero este conocimiento poético maravilloso, confesémoslo, no es mucho más todavía que una promesa, porque no había sonado su hora. De su plenitud puede surgir toda una cultura en la que ciencia y conocimientos hasta ahora errabundos, como la historia, sean la médula; en la que ciencias como la Sociología, nacientes aún, alcancen su pleno desarrollo; en que el saber más audaz y más abandonado sea por fin posible: el conocimiento acerca del hombre.

Conocimiento del hombre que no será sino el movimiento de reintegración, de restauración de la unidad humana hace tiempo perdida en la cultura europea. No hace falta insistir en mostrar la atomización de todo lo humano, la tristísima fragmentación a que se ha llegado, primero en el pensamiento, luego en el arte, y por último en el hombre mismo, en el hombre vivo al cual se le ha mutilado con la más horrible de las mutilaciones extrayéndole su dignidad, extrayéndole su primacía moral. La moral es convertida en pura fórmula social sin contenido vivo y actuante, o en vacía desnudez, que llaman cinismo. Y tal vez sea esto lo mejor. Recordemos a Nieztsche cuando decía: «Hay un género de nobleza que pueden tener las almas toscas: el cinismo».

Como signo y manifestación de una crisis tan profunda como aquella en que naciera, resurge en Europa el cinismo y precisamente en los medios más altamente intelectuales. Y es, repetimos, lo mejor, pues al menos permite y aun ofrece, un claro diagnóstico patente para todos los entendimientos. Pero no deja por eso de mostrar el mismo mal, el mismo parcelamiento humano que ha hecho posible la magnificencia de la técnica, el esplendor inclusive de la ciencia, mientras el hombre cada vez más miserable desaparece asfixiado. Tal cultura no puede, no podrá salvarse a sí misma.

Necesita para su continuidad esta cultura, que vaya en su ayuda aquella otra que se ha mantenido tan valerosamente al margen como una hermana cenicienta: necesita alimentarse de lo que desdeñó.



http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/pensamiento-y-poesia-en-la-vida-espanola--0/html/ff16a76e-82b1-11df-acc7-002185ce6064_5.html

lunes, 21 de enero de 2013

Pensamiento y poesía




Había que elegir y nadie podía sentir con más fuerza el conflicto que quien llevaba dentro de su ser ambas posibilidades; quien era poeta por naturaleza y filósofo por destino. (Como no es ahora de Platón de quien nos proponemos hablar, no podemos detenernos a mostrar cómo en los trances extremos de su filosofía acude al mito poético para revelarnos las verdades supremas y entonces las largas cadenas de razones quedan atrás, ante la luminosidad del misterio revelado. ¿Sabría Platón, entonces, que estaba haciendo poesía?)

(…)

La Filosofía fue además –alguien se hizo plenamente cargo de ello- curación, consuelo y remedio de la melancolía inmensa del vivir entre fantasmas, sombras y espejismos. Pero la poesía no quiso curarse, no aceptó remedio, ni consuelo para la melancolía irremediable del tiempo, ante la tragedia del amor inalcanzado, ante la muerte. Más leal tal vez en esto que la filosofía, no quiso aceptar consuelo alguno y escarbó, escarbó en el misterio.

(…)

Aún otra cosa, muy decisiva: el pensamiento filosófico se presentó a sí mismo como desinteresado. “De todos los saberes ninguno más inútil, pero ninguno más noble”, nos dice Aristóteles. Pero no sabemos cómo vino a parar enseguida en ser un poder y aun en pedir el poder con toda obviedad, según hace Platón en La República.



Pensamiento y poesía en la vida española. Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 2004