los anuncios de televisión
y los desesperantemente reiterados villancicos
gritan con estridencia la Navidad.
El calendario, inexorable, nos anuncia la inminencia del Nuevo Año.
Pero yo de momento sólo creo
en la voz, la palabra y el gesto de las personas honestamente coherentes
en el paradigma de la espiral, no en el de la línea recta
en el ser y el sentir no en el decir
en la escucha activa y la mirada crítica y consciente
en la creatividad y la expresión como motores del yo
en estar abierto a la duda las veinticuatro horas del día
buceando en el signo de interrogación
en huir de los pasivos contestadores automáticos de preguntaspor otros formuladas
en el regreso de la mariposa monarca.