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jueves, 15 de noviembre de 2012
Ojalá pudiera
Ojalá pudiera
besarte los besos
esta primavera…
…que pronto se fuera
la pena que siento
por todas las venas.
Ojalá se fuera
se fuera volando
y nunca volviera.
Ojalá pudiera
besarte los besos
esta primavera…
Arrancar quisiera
de cuajo del pecho
esa pena fiera.
Lo que no daría
por ver en tus ojos
aquella alegría.
Ojalá pudiera
besarte los besos
otra primavera…
Con onzas de carne
y libras de sangre
yo la pagaría…
Ojalá pudiera
besarte los besos
otra primavera…
martes, 7 de septiembre de 2010
Con la pasión de la esperanza sembré todos los granos
que antes rocié con piedralipe
en la paz de mi casa…
Aré biné y fui de escarda
como mandan los cánones…
En abril la cosecha prometía
Con sudor de mi frente regué el campo después…
Mas no sé qué demonio ni cuándo me maldijo
para que en la colecta
-enfermedad es el verano-
se hubiera apoderado el morrión de todas las espigas.
Aquí el dolor no tiene esquinas.
Es redondo como las tentaciones
de esa maldita bíblica manzana...
Y es negro y es azul y está en el fondo
de los que –tatuados de tragedia- me han querido.
Aquí el dolor no tiene esquinas
ni voz. Duele el silencio
que en lágrima de piedad el sudor ha mudado.
¿Por qué desvías la mirada...?
Nada puedes hacer si el abandono
traspasó ya el umbral de mi frente y tus retinas...
Si a tus espaldas sientes un peso de penuria...
Si me echó la zancadilla el ángel del destino...
Si mi sangre alimenta las flores de la muerte...
que antes rocié con piedralipe
en la paz de mi casa…
Aré biné y fui de escarda
como mandan los cánones…
En abril la cosecha prometía
Con sudor de mi frente regué el campo después…
Mas no sé qué demonio ni cuándo me maldijo
para que en la colecta
-enfermedad es el verano-
se hubiera apoderado el morrión de todas las espigas.
GANARÁS EL PAN...
(A propósito del cuadro Laborare de Moisés Rojas)
Aquí el dolor no tiene esquinas.
Es redondo como las tentaciones
de esa maldita bíblica manzana...
Y es negro y es azul y está en el fondo
de los que –tatuados de tragedia- me han querido.
Aquí el dolor no tiene esquinas
ni voz. Duele el silencio
que en lágrima de piedad el sudor ha mudado.
¿Por qué desvías la mirada...?
Nada puedes hacer si el abandono
traspasó ya el umbral de mi frente y tus retinas...
Si a tus espaldas sientes un peso de penuria...
Si me echó la zancadilla el ángel del destino...
Si mi sangre alimenta las flores de la muerte...
(Del libro inédito Frutas para una macedonia)
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