domingo, 17 de mayo de 2020

Clasecentrismo





La escuela que soñó la ilustración había empezado a compensar desigualdades. Camus fue un ejemplo paradigmático. Sí, ya sé que aquí todo llega tarde, mal y nunca. Pero llegó, al menos en parte. ¿Y ahora? De momento, se trata de paliar las consecuencias inmediatas de la pandemia. Y las maestras de los barrios comienzan, desde el primer día, a preocuparse por la situación de sus alumnos. Detección, redes de apoyo, colaboración con los servicios sociales…
Si hablamos de “brecha digital” no mencionamos la falta de agua corriente, de luz, de vivienda, de comida, de trabajo. Desde el clasecentrismo, el problema es un móvil sin WhatsApp, la carencia de wifi o fibra óptica.
Queda muy bien hablar y escribir sobre integración, inclusión y otros conceptos. Poner los medios humanos y materiales ya es otro cantar. Pero los niños necesitan algo más que palabras y conceptos.
La desigualdad que ya existía, se acrecienta. Y la exclusión social nos acabará afectando a todos, directa o indirectamente.
Colaboren y pónganse las pilas, señorías. Que esto ya no va de arañar votos, ni de confrontar, sino de unir fuerzas por el interés común, algo que tenían un poco olvidado entre tanto símbolo.


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