Leo en Contra el mito del colapso ecológico, de Emilio Santiago:
Por defecto, queramos o no, los vivos de hoy estamos arrojados a un nivel de protagonismo vertiginoso, que será determinante en la historia de nuestra especie. Seguramente convenga rebajar la escala del reto para no abrumarnos. La aguja de la historia se enhebra mejor con los hilos de las transformaciones cotidianas que con las fibras de la grandilocuencia ideológica. Pero para los vivos de hoy, que vivimos tiempos extraordinarios, la épica no es una opción sino un destino. Lo que no es un destino es la derrota.
Y pienso:
1. Está por ver cuál es el destino.
2. La elección, si cabe, puede ser épica, lírica, dramática o ajena a géneros literarios.
3. Se agradecen las imágenes (hilos, agujas), aunque la historia y las transformaciones forman parte de la grandilocuencia ideológica.
4. ¿Arrojados a un nivel de protagonismo vertiginoso? ¿Quizá al papel de espectadores y víctimas?
Y me pregunto:
¿Cuándo superaremos el "contra"?
¿Cuándo nos centraremos en lo que nos une?
¿Por qué estos temas de urgente interés general siguen en el terreno de las polémicas entre doctores o entre líderes activistas?
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