In memoriam
Bajo la luna de Amiens,
como recién cazados por tu voz,
nos hablaste tumbado de la vida
en alpargatas, con maullidos
que venían del sillón.
Laura nos daba de comer junto al riachuelo
y te escuchábamos hablar contracorriente,
autoexiliado en las imágenes
de ofelias que arrastraban a cirlots
con tu acento salado y no de piedra.
Pero a la muerte no, no se le lleva
a la muerte la contraria si maúlla,
convidada silenciosa en los tejados
que sin prisa nos apresa y sin razón.
Nos ha dejado, un ay nos ha dejado
despoblado el corazón, tan despoblado
pero Edmundo.
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