domingo, 29 de agosto de 2010

Apuntes para un ensayo sobre la sordera

Antecedentes:


Hubo sordera aquellos primeros tiempos en que una mujer, armada con una simple y jugosa manzana, se rebeló por primera vez contra el todopoderoso macho. Hubo simplemente sordera.


Sin embargo, antes había existido otro sordo homófílo, que, por rebelarse contra el todopoderoso macho por un asunto de celos angelicales, fue arrojado a las oquedades incandescentes, vientre, madre, núcleo de la Tierra, ardor genital. Hubo simplemente sordera.


Hubo sordera en aquel primer asesinato de un miembro de la propia especie. Antes del acto, el inculpado se había entregado con fruición a las arduas tareas caza, con evidente sordera ante los lamentos animales. Hubo simplemente sordera.


Desarrollo:


Se deleita en la sordera ajena y propia quien con una mano acaricia y usa la otra para echar mano a lo que no le corresponde. Dícese del sistema que interpone la atención social como escudo para seguir recogiendo beneficios a gran escala.


Se vale de la sordera quien, entre bomba y bomba, rapiña sangre y sudor. Dícese del sistema que utiliza la guerra como artimaña de negociante.


Hace dejación de oído quien, promulgando leyes y glorificando la justicia, utiliza ésta para jugar al ajedrez con sus oponentes, sobre todo con aquellos a los que sabe que puede ganar con relativa facilidad, a veces incluso en partidas simultáneas. Dícese del sistema judicial en que, hecha la ley, ha que idear otra para poder manejar la primera a su antojo, y otra más para justificar el antojo, y otra más para justificar lo injustificable, y así sucesivamente.


Inculca sordera quien, entre norma y norma, tapona los oídos de los infantes con cera, para que no puedan disfrutar del canto de la vida, calificada por los sordópatas como peligroso canto de sirena de imprevisibles consecuencias en tiempos en que la pleamar amenaza con esparcir sirenas por tierras de los humanos. Dícese del sistema que promulga leyes educativas para convertir todo atisbo de éxtasis científico y sapiencial en tediosa disciplina, ideada para domesticar fuerzas animales y anímicas, con objeto de inducirlas, mediante una sorda presión, a arrastrar un carro social de cuadradas ruedas.

Colofón:


En el principio fue la sordera. En el final, provocó, por efecto de diapasón, la ceguera. Y además, todos pensaron que los demás eran cobardemente mudos.

JUAN KRUZ IGERABIDE
agosto, 2010
Para Favorables.

1 comentario:

  1. Nire laguna, eskerrik asko.

    "Bularreko ainguratik tira, airera igo"

    Amigo mío, muchas gracias.

    "Tirar del ancla del pecho
    y continuar hasta el aire."

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