miércoles, 5 de enero de 2011

Las luces de neón y los leds, los agrandes almacenes,
los anuncios de televisión
y los desesperantemente reiterados villancicos
gritan con estridencia la Navidad.
El calendario, inexorable, nos anuncia la inminencia del Nuevo Año.

Pero yo de momento sólo creo
en la voz, la palabra y el gesto de las personas honestamente coherentes
en el paradigma de la espiral, no en el de la línea recta
en el ser y el sentir no en el decir
en la escucha activa y la mirada crítica y consciente
en la creatividad y la expresión como motores del yo
en estar abierto a la duda las veinticuatro horas del día
                                                      buceando en el signo de interrogación
en huir de los pasivos contestadores automáticos de preguntas
                                                                                por otros formuladas
en el regreso de la mariposa monarca.

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