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jueves, 5 de mayo de 2011
Contigo somos el invierno, aguantamos
Contigo somos el invierno, aguantamos
de pie, serenos como aquel negrillo que en ti
se olvida y crece. Nube apenas los labios
si el horizonte no se alcanza y seguimos
de por vida vaciando aquí las retinas sin el menor
indicio de abandono, los higos, como si estuviéramos
cavando aún la tierra, surcos de berzas
larguiluchas. Y el paso de las estaciones nos vuelve
cada vez más retrógrados, vegetales, ajenos
al despuntar del alba por el mundo. Por toda
compañía mesetas de granito y el esplendor
de los viñedos sobre el Duero. Línea a línea
tus labios soy y somos al fin nubes a punto
de zarpar porque nuestros mayores nos enseñaron
una resignación que no aceptamos. Aunque
seamos para siempre esta tierra donde nos resecamos
al fondo del silencio, la memoria, un deseo
de musgo en las aldabas de las puertas. En su vuelo
de roca no debemos descifrarnos porque somos
la tierra, sin retorno. Y ahora mi mirada
son tus pupilas en Figueira da Foz, la inmensa
playa de tu palbra dignidad, con el pudor transmontano
del campesino. Lo presiento. Los higos. O un veinticinco
de abril en Nazaré, sin balas y en caliente, quebradiza
la luz donde rompía la marea, una casa junto
al mar. O en otra, en São Martinho de Anta, los sitios
de costumbre, la extrema brevedad de un verso
cuando, al hundirse, el ojo se distancia y en más
sombra se trunca. Somos la tierra, sabemos manejar
el dalle y afilar los vestigios que nos hablan a orillas
del Mondego. Por eso nos amurallamos con frecuencia
donde la lluvia trae su sosiego a nuestro
alrededor. La tierra es cauta, somos su sequía. La tierra
es dura, somos su soledad. El centro de la luz
es un pálpito a cuerpo limpio, quebradizo, sin mediación
alguna. Como sal a la nieve el desamparo nos exime
del fulgor espejismo del presente, de escribir lo más
delgado que ilumina de súbito. Así, la huida
es el regreso, somos, seremos siempre la tierra
contigo. Seguiremos arremetiendo contra el muro
toda la vida, por el mismo lugar. De frente. Juntos.
-CISCO DE BREZO-
El tiempo de los usureros. Hiperión, Madrid, 2003
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