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Fotografías: José Ángel Hernández |
La lectura es una actividad imprescindible. La lentitud, la atención mantenida, el esfuerzo voluntario, la reflexión, la imaginación, etc. son, precisamente, requerimientos que nos mantienen vivos en tanto que personas.
Parafraseando a nuestra María Zambrano, diría, con pleno conocimiento de causa, que no se renuncia a leer (ser) impunemente.
Recomendaría estas dos obras con las que uno se sitúa en el tiempo y en el espacio que nos ha tocado vivir, sin renunciar a la alegría de otro conocimiento y otros sueños menos monstruosos que los de la razón del máximo beneficio.