domingo, 1 de noviembre de 2015

NO PUEDO QUEJARME



No puedo quejarme
como el sol tras las nubes.

Me dejo caer sobre
las almas fatigadas,
hiero con mi alegría
los labios silenciosos.

Mis sueños entretejidos
con retazos de frustración
hacen tambalear mi cuerpo.

Alguien me pregunta qué tengo.
Le digo que se asome
al precipicio de las banderas
y de las pantallas.




Línea de fugacidad. Centro de Lingüística Aplicada Atenea, 2009

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