martes, 5 de julio de 2016

Riesgo



Callarme ante la joven en prácticas que, inconscientemente, podía haber reducido nuestros sentimientos por la música a una serie de signos cuyo nombre debíamos memorizar.
Acatar el juicio de aquella perspicaz profesora que vaticinó que nunca aprendería a tocar la guitarra. ¿Habrá compuesto en su vida alguna estrofa?
No olvidar el nombre del que venía a leer el periódico y a dormir la siesta en clase.
Olvidar que Tomás, Leandro, Carmen, Reyes… nos escuchaban e intentaron cultivar la sensibilidad y la confianza en lo que nos hace humanos.
Ignorar el criterio propio que tanto incomoda a los necesitados de rebaños de cualquier color.
Desfallecer en la búsqueda, cada día más condicionada y más ardua.
No ser y no permitir ser.


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