![]() |
Fotografía: José Ángel Hernández |
La participación en partidos políticos es del 4%. Un dato que invita a la reflexión. Dejemos de lado que en ese porcentaje se incluyen los militantes de carnet y los que lo son por interés personal. ¿Cuántos quedan por convicción?
¿Para cuántos de los que están organizados en algún partido la convicción responde al bien común, a la voluntad de resolver los problemas de la sociedad?
No pretendo abogar por la afiliación, que considero una decisión muy personal, pero analizar los datos reales es condición de posibilidad para no equivocarse de antemano.
La participación no necesariamente ha de estar canalizada a través de los partidos. Puede incidirse en la sociedad desde ámbitos muy diversos. Recuerdo la pelea por controlar las asociaciones de vecinos hace unas décadas.
Hay muchos cauces para la participación ciudadana y todos son vitales para una democracia que pretenda serlo realmente.
No obstante, los partidos políticos, como las organizaciones sindicales, desempeñan un papel imprescindible. En su ausencia, sólo puede haber tiranía, sea del color que sea.
El modelo perfecto no existe ni puede existir, porque la idea misma de perfección es una estupidez. Pero sí existen, y están sufridas suficientemente en la historia, las tiranías. Pueden comenzar de muchas formas. Todas terminan igual.
Unamuno no volvería a equivocarse con los que proclamaban: yo no soy de derechas ni de izquierdas. Enseguida se vio lo que eran, por desgracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario