jueves, 23 de septiembre de 2010

A

El día de mañana
dirán que fuimos
              buenos.

Hermoso este holocausto
de bebidas alcohólicas
y riadas humanas sin más rostro
que el viento agonizante
del otoño.

              Dirán...

¿Pero qué pudieron saber
de la real historia
del callejón cerrado?


F
Cuando vuelvas
cuando cansado
te sientes al borde del camino
y contemples el mar
como una luz vencida
y el otoño te traiga
el amargo sabor de los días agrestes
RECUERDA,
como si nada fuese a suceder,
tus infinitos pasos
huellas sobre las yerbas de otros días.

Luego crece
crece hasta sucumbir como un gigante
como una hormiga inútil
Tú y yo
y el celeste paisaje de las noches
habremos sido viento
palabras apresadas
miedo vencido
inútil NADA.




IV


Cuando una tarde se hace de palabras
de gestos de sonrisas
de amigables historias repetidas hasta saciar al hombre
de nostalgia
                   se pregunta uno siempre
qué hacer con nuestras manos
con todos nuestros labios
para vociferar el gesto que nos une
a los unos y otros
en esta cotidiana manera de morirse.
                   Me quedo en la insistencia de la duda.
Pregunto a muchas gentes
pero no hay más respuesta que el silencio.
Vuelvo otra vez al día temeroso
ya que la soledad me ha contraído la mano
nuevamente.
                    Como un recuerdo vago
queda el hallazgo sobre un pupitre inútil
de la escuela
de una carta de amor de cuando adolescente.


XVII

No quisiera volver a estar de nuevo
entre las piedras grises, los árboles batidos
y la barroca iglesia superpuesta
a la infantil imagen del recuerdo;
pero se gira siempre al mismo lado
y uno no acaba nunca
de llegar al lugar que han señalado
los felices maestros
que ya muertos
siguen despavoridos
señalando los mapas escolares,
los rígidos cuadernos de respuestas,
preguntas y respuestas.
A veces, sólo a veces,
presagio el horizonte,
la caída del sol por el otoño,
pero siempre me queda la nostalgia.


XVIII

Mientras tú que te fuiste ya no llegarás nunca
mi paloma perdida...!
M. LABORDETA

Hallada la paloma entre tus manos
la misma tarde aquella de tu muerte
la avivamos con furia y con cariño
para que con tu ausencia
pudiera acostumbrarse.
Acostumbrarse a ti,
a tu gran muerte,
a tu infinita huida del verano.
Educamos su vuelo
para que te contase
la tonta historia inútil
que los vivos seguimos en la vida:
calzarse, tomar descafeinados,
abrocharse el zapato,
decir que sí a los jefes
y esperar el jubilado sordo
con paseos amargos por el río.
           Mientras tanto
ella vuelve y azota los mercados,
los días de domingo, los sensatos domingos,
y tan constante
que atosiga los aires con sus gritos
sobre nuestro viejo barrio,
sobre nuestra pobre calle.


Poemas y canciones. Lumen, Barcelona, 1976


Muchas gracias, querido José Antonio, por toda una vida de compromiso con la cultura y con el pueblo. Te echaremos mucho de menos. Seguirán tus canciones y tus versos.




Antología de poemas de José Antonio Labordeta realizada por Javier Aguirre en
http://www.10lineas.com/labordeta/ant.htm

excelente portal dirigido por el periodista y escritor Mariano Gistain. Contiene trabajos de Alfredo Pérez Lasheras, Javier Delgado, Luis Alegre, Antón Castro, José Luis Cano, Eloy Fernández Clemente y Rosendo Tello. Felipe Juaristi colabora con la traducción de cuatro poemas al auskara.



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